alegría cotidiana
el día empezó temprano.
no se escuchaba nada en la casa
ni en las calles.
subí aquí.
hice sonar una música suave.
me puse en movimiento despacio,
respirando y dejándome ser y estar.
luego,
traté de calmar los pensamientos mientras miraba la pared.
no lo conseguí casi nunca,
pero, como cada día,
mereció la pena intentarlo.
un alegría leve y persistente se ha quedado conmigo.
lo anoto por celebrarlo,
porque no sólo se canta lo que se pierdesino lo que se gana.