la ameba se levanta tarde y deambula sonriente por su pasillo, silva algo que podría ser una petenera pero no termina de estar segura
luego sale a las calles y mira los coches de caballos y las doncellas en flor que pasean llenas de vida y los hombres que las acompañan con ese rostro que gastan los hombres que se toman demasiado en serio a sí mismos (todos)
los mira sin sentirte ya una exiliada o sin odiar su exilio o sin vivirlo como una carencia como una tara de la ameba o lo mira con todas esas cosas pero sin dolor
la ameba respira el frescor de la mañana que ya empieza a caldearse por los rigores de la falsa primavera sevillana
quizá la ameba vaya a la feria el año que viene (eso de dice cada año, sobre todo si está contentita)
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