jueves, abril 01, 2010

el umbral del dolor

Vamos andando por el pasillo de un hotel, guiados por alguien. Quien nos guía se detiene ante la puerta de una habitación y nos manda guardar silencio con un gesto. Abre la puerta ante la que se ha parado y se asoma al interior. No logramos ver nada, excepto que la habitación está a oscuras. Se escucha el ruido de un cristal al romperse. Quien nos guía asiente, se retira de la puerta y nos invita a pasar. Lo hacemos. Al cabo de un instante, un mechero enciende un cigarro e ilumina el rostro de una mujer, que está de pie encima de la cama. MARÍA. …Siempre. Yo pasaba… Pasaba por allí cada… cada día… temprano. Cada día, a la misma hora. Cada… Se enciende la luz del cuarto de baño, cuya puerta estaba abierta. A contraluz, surge la figura de un hombre. MARÍA. (Sin reaccionar a la presencia de él, pero repentinamente enfadada con su propio relato.) Siempre. ¡Siempre! SIEMPRE. Y no pasaba nada. ABSOLUTAMENTE NADA. O sea, cada día… lo mismo. ¡Lo mismo! Idénticos. Variaba el clima y… variaba mi ropa y… y… como una cosa y su reflejo, como… como… El hombre avanza y queda a los pies de la cama. MARÍA. (Indiferente al movimiento del hombre.) Igual. Siempre sonriendo, siempre… Cada día. Siempre. Y yo…él… parecía… Yo pasaba y él sonreía y yo… A veces, llovía porque… a veces, llueve como para… curarnos de… Y otras veces… escampa. Ella calla y lo mira por primera vez. Le sonríe. Él acaricia la pierna de ella. Su mano se demora en la rodilla y luego asciende hasta la entrepierna. Entonces, ella lo rechaza violentamente. Él vuelve a la puerta del baño. Agarra el pomo y balancea la puerta como si se estuviera acunando o decidiendo el resto de su vida. Cierra de un portazo, pero queda fuera del cuarto de baño. Emite un sonido extraño, como un gemido o una maldición ahogada. Se inclina hacia la puerta, apoyando en ella su cabeza. MARÍA. Cuando llovía, él… él llevaba un… un… Yo le… le hacía un gesto, a veces. Mientras esperaba que el semáforo cambiara. O le sonreía. Alguna… ABEL. María... Hay un silencio breve, como el picotazo de una avispa. MARÍA. (Ignorando la llamada de él.) Alguna vez bajaba la ventanilla y él… él… a veces, bailaba… cuando… cuando no llovía. Y también cuando llovía. Bailaba con el paraguas medio roto y… Él abre la puerta del baño y entra. Luego, cierra violentamente y queda dentro. Ella se levanta y agarra la ropa de cama. La rabia le lleva a echársela por encima y manotear. Parece un boxeador fantasma que lucha contra un rival invisible. MARÍA. Estoy… ESTOY HABLANDO. HABLANDO. INTENTANDO CONTARTE… DECIRTE QUE… y… ME IMPORTA UN CARAJO, UN CARAJO ¡¡¡UN CARAJO ¡!! si lo que digo te parece … ¿TE ENTERAS? ¿TE ESTÁS ENTERANDO? ¿TE…? YO… YO… YO HE ESCUCHADO… ESCUCHADO TODAS TUS TEORÍAS SOBRE… sobre… Teorías… que… hasta… hasta que caes en la cama o vomitas o lloras y yo... yo… NECESITO… AHORA, NECESITO… NECESITO QUE… Ella deja de boxear. Se quita la sábana de encima lentamente y avanza hacia la puerta del cuarto de baño. La abre un centímetro, como para asegurarse que él escucha lo que dice. MARÍA. Esta mañana, yo… yo… el semáforo estaba en rojo y… y he parado y… Él estaba al lado de mi coche. Me ha hecho un gesto para que… para que bajara la ventanilla… y yo… yo… a lo mejor negué con la cabeza. Creo que no… creo que… Hacía frío y… y… no abrí. Como otras mañanas… lo mismo… lo… Entonces él… él… me… me ha mirado y… y… y… y… (Gime.) …me han caído encima… los… los… yo… cuando he abierto los ojos, yo… Él sonreía. Sonreía, como si todo… como si hubiera sido una broma. Una broma. Todo. El cristal roto y la rutina y… y la vida. La vida entera había sido una broma y ahora nos íbamos reír y todo… todo iba a empezar de nuevo. De nuevo. Sin… sin… (Débilmente.) sin… Silencio. MARÍA. Cuando… cuando abrí los ojos, creo que quise… quería estar… quería que él… quería que me pegara o que… quería… no lo sé… o no haberlos abierto… o estar desnuda en un arcén o… creo… no lo sé… no lo sé… Yo… no sé lo que… lo que… tenía que verte y… ahora… no quiero que creas que… Yo soy… soy… feliz … y tú tienes a… y tu hijo es… seguro que es… yo… yo… quiero estar… tranquila. Tranquila. Quiero tener un hijo y… Se escucha al hombre llorar. MARÍA. Yo no… no quería que… yo…me voy a…me… Sin hacer ruido ninguno, recoge su ropa y sus zapatos. Abre la puerta que da al pasillo y la cierra luego, quedando dentro de la habitación. Se tapa la boca con las manos para ahogar un sollozo. Espera. Pero no pasa nada. Abre nuevamente la puerta de salida y sale de la habitación, dejando la puerta encajada. Quien nos guió por el pasillo hasta la habitación sale tras ella, pero no nos indica que le sigamos.
Texto escrito para la celebración del Día Mundial del Teatro organizada Alfonso Zurro.
Interpretado por María y Pablo Sevilla, febrero 2010

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio