martes, mayo 23, 2006

monologo del jefe

Me duele la cabeza, Fulanito, me duele un taco la cabeza. Usted no tiene la culpa. O sí, Fulanito, o sí la tiene. Yo no tengo ni puñetera idea de por qué me duele tanto la cabeza. Si es por usted, si es la calefacción o por qué coño es. No tengo ni puta idea, pero me duele con cojones, Fulanito, y cuando me duele la cabeza me entra una mala hostia… Yo me voy a cagar en Dios y en toda mi puta madre, Fulanito. Pausa. Vamos a ver Fulanito… Vamos a ver si yo me explico, Fulanito, vamos a ver si yo me estoy explicando, a ver si yo me explico bien o me explico mal o no me estoy explicando. A ver si nos entendemos, a ver si usted y yo hablamos el mismo idioma, Fulanito, o sea, español, Fulanito, español. Porque a lo mejor es que yo no me estoy explicando, a lo mejor es que me estoy creyendo que me explico y, en verdad, Fulanito, no me estoy explicando tan bien como yo creo que me estoy explicando. Se lo juro, Fulanito, por mis niños. Yo hay noches que llego a mi casa y pienso en usted, Fulanito. Y entonces me asalta la duda: ¿este tío es tonto o es que yo no me estoy explicando bien? Sí, Fulanito, eso pienso. Será que yo hablo en chino. Será eso, me digo, será que yo no me explico, que Fulano no me entiende, que él y yo no hablamos el mismo idioma. Pausa. Vamos a ver si sabemos hacer la “o” con un canuto. ¿Me explico, Fulanito? ¿Me estoy explicando ahora mejor o todavía tiene usted alguna duda? No, ¿verdad? Está todo claro, ¿a que sí? Pues hala, a ello, Fulanito, a ello. A ello. perteneciente a la obra "Pijamita de madera" de David Montero

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