lunes, octubre 27, 2008

La ameba, a veces, se inventa una infancia. Cuando lo hace, cuenta que siendo niña miraba a los espejos y reía. Un día vio sus propios ojos en el espejo, mantuvo su mirada y empezó a llorar. A partir de entonces, cada vez que se mira en un espejo, llora. También inventa un colegio de niñas en el que la ameba llevaba uniforme, un uniforme de falda gris con cuadros azules, camisa blanca y chaleco gris. Inventa que cantaba. En la baranda del cielo/ en la baranda del cielo/ hay una dama sentada/ que se llama catalina/ que se llama Catalina/ que Catalina se llama, sí sí/ que Catalina se llama. También inventa que caminaba por el patio mirando a su sombra y que casi nunca jugaba al elástico con las otras niñas. Inventa que un día, en primero, creo, se escapó de clase y se pasó toda la tarde sola y triste encima de un tobogán. Cuenta que era invierno y que sobre el uniforme llevaba una rebeca verde de lana.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Genial. Me ha encantado. Yo también fui una ameba que inventaba. Sólo que no llevaba uniforme.

Un saludo.

9:48  

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