sábado, enero 10, 2009

BORRACHO 2.

La borrachera más gorda que yo cogí fue una vez que me habían citado en el hospital un día por la mañana muy temprano y yo no sabía para qué eran. Y yo soy muy... vamos, que siempre me pongo en lo peor. ¿Y qué es lo peor? El cáncer. Sí, el cáncer, el cáncer de lo que sea, da igual que sea benigno o maligno, eso son ganas de confundir, porque la verdad, la verdad de la buena es que el cáncer benigno es más malo que el maligno. Y yo ya me veía al doctor decirme: mire, le queremos hacer una segunda prueba para confirmarlo pero todo hace indicar que es benigno. Así que yo me dije: miarma, ya te ha llegado la hora de que Dios se acuerde de ti, ya te ha llamado, así que déjate de pensar en tonterías y despídete de los que te tienes que despedir rapidito. Y eso hice. Bajé las escaleras de mi casa y me fui a casa Antonio a despedirme de Antonio que es la persona a la que yo más quiero en el mundo. Casa Antonio es el bar de abajo de mi casa. Y allí me fui, le di cuatro besos a Antonio, besos de corazón, a pecho descubierto y le dije que me fuera poniendo cerveza que ya le avisaría yo cuando quisiera parar. Ésa fue la más gorda, fue la bomba, pero la bomba de verdad. Después resultó que era verdad que tenía cáncer, pero no era benigno, era maligno, así que estoy mejor. Brindo por eso. Buenas noches. Gracias.
imagen: lullaby espring. damien hirst

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