lunes, diciembre 28, 2009

la pereza es una forma de pureza
la pureza es una forma de pereza
el amor es un capítulo del horror. el amor...
amo la pereza, la pureza es un horror. soy un espantapájaros, la sombra de un espantapájaros,
un espantapájaros
que no sabe nada del amor,
que no conoce el horror,
el dolor,
la pureza.
me estoy hundiendo ante vuestros ojos y no me muevo ni me muero.
no celebro nada.
no soy nadie.
no tengo nada que decir sobre ellos
ni sobre nadie.
adiós
"No estás llorando"-alguien dijo en voz alta.¡"Tú nunca más llorarás. Todas tus lágrimas se congelarán aquí!" el palacio de hielo. scott fitzgerald

lunes, diciembre 14, 2009

LOS MANCHADO Y EL PLANETA DE LOS SIMIOS 2

Claro, ustedes pensarán que esta gente lo pasaba fatal y no pegaban un ojo en toda la noche ni comían ni tenían un momentito de alegría ni nada. O sea, que menos mal que desapareció el cante gitano, porque para sufrir siempre hay tiempo. Pues lo mismo pensé yo. Y se lo dije a mi padre. Y él respondió que una mala racha la tiene cualquiera, hasta el cante gitano. Pero que, al final, todo el mundo levanta cabeza, ¿no? Ya pero dónde encontraba yo más coplas para ver otra racha del cante gitano si el cante gitano había desaparecido. Yo no sabía ni dónde buscar ni nada. Pero mi padre me contó que el abuelo de mi tío le contó que este hombre, Demófilo, tuvo dos hijos: Antonio y Manuel. Y, por lo visto, los dos escribieron también letras para los cantes gitanos ésos. Así que me puse a buscar y a buscar entre cosas perdidas diversas y encontré algunas letras de los dos muchachos estos. Y las leí. Porque, claro, para qué puñetas quería yo enocntrarlas si no era para leerlas. Me senté en la mesa de mi cocina con un manchado, o sea, una cafelito con leche con muy poco café, un deíto ná más de café, y mucha leche. Y me di cuenta de que lo que yo me estaba tomando y los poetas éstos se llamaban igual. Porque de nombre se parecían mucho los tres: el padre Antonio, el hijo mayo manuel y el segundo Antonio: pero es que de apellidos eran los tres exactamen te igual: el padre Manchado, el hijomayor o primogénito Manchado y el otro también Machado. Lo que son las coincidencias. Bueno, no me extiendo. La cosa es que me puse a leer. Y, como yo soy muy ordenado, empecé cronológicamente. O sea, por el mayor: Manuel Manchado. Y también ahora voy a empezar igual, o sea, cronológicamente, o sea, por el mayor. Maldita sea la sed Y maldita sea al agua… Y maldito sea el veneno Que envenena y que no mata. Lo siete sabios de Roma No saben lo que yo sé… Las fatigas y el tiempo Me lo hicieron aprender. Mi pena es muy mala Porque es una pena que yo no quisiera Que se me quitara Vino como vienen, Sin saber de dónde, El agua a los mares, las flores a mayo, Los vientos al bosque. Vino y se ha quedado En mi corazón, Como el amargo en la corteza verde Del verde limón. Como las raíces de la enredadera, se va alimentando la pena en mi pecho con la sangre de mis venas. Yo no sé por dónde Ni por dónde no, Se me ha liao esta soguita al cuerpo. Sin saberlo yo. O sea, que la mala racha estaba durando mucho. Pero mucho. Tanto que parece que el hombre éste, el Manchado primogénito, le estaba dando un poquito de síndorme de estocolmo, porque la pena, la cosa tan mala esa que tenían la gente que cantaban los cantes gitanos, no quería el hombre ni que se le quitara. No me lo estoy inventando. Él mismo lo dice: una pensa que yo no quisiera que se me quitara. Pues entonces, apaga y vámonos. Claro. Así era normal que durara mucho el tema. Estaba durando tanto que aquello, la mala racha que decía mi padre, que ya no parecía una racha sino una época o una etapa o un… un… Vamos, que aquello estaba para dejarlo entre las cosas perdidas y olvidadas y darle gracias al dios mismo de las cosas desaparecidas por haberse llevado el cante gitano. Pero las cosas tienen lo que tienen (las desaparecidas no, las otras), y lo que tienen es que es difícil meterse en las cosas, pero también tienen que una vez que uno se ha metido, es más difícil salirse que quedarse. Total, que me puse a leer al otro hermano, al menor, a Antonio, para no tener que salirme. … Pero yo he visto beber Hasta en los charcos del suelo. Caprichos tiene la sed.