miércoles, agosto 31, 2011

crónica inventada (para julia)

tanto tiempo que te debía unas palabras... se han borrado la mayor parte de las sensaciones y las palabras que se les fueron juntando esa noche allí. pero como el recuerdo es una forma de inventar, te hablo hoy como si te hubiera visto bailar ayer, porque te vi bailar ayer o te vi bailar mañana. (esto lo estoy tocando mañana, decía cortázar que decía johny...)
http://www.inabima.org/BibliotecaInabima2/C/Cort%E1zar,%20Julio%20(1914-1984)/Cort%E1zar,%20Julio%20-%20El%20perseguidor.pdf


ayer, en el patio del ccb de barcelona, llegaba de disfrutar con la conferencia-recital-performance para bailaor, cuadro y veejay capitaneada por carrete de málaga.

salí de allí aturdido, feliz por haber vuelto a disfrutar de esa sabiduría y esa libertad que le da a carrete el haber trabajado con turistas-guiris-consumidores de souvenirs en el tablao de torremolinos cada noche y seguir vivo y seguir siendo capaz de ser feliz en el escenario, de respetar al público, de tenerse respeto en el escenario...

feliz sí, pero también un poco enfadado por esa costumbre que me resultaba invasora de coger el micro alguien del festival (estilo tómbola) y presentar el acto pero también anunciar que se ha terminado: corte de rollo, joder el asunto,...

en éstas, pues, llego al patio y pido una cerveza para ver las pequeñas piezas que se hacen allí, los tapeos: riesgo, fragilidad, atención dispersa, miradas displicentes.


baila julia. bailas tú. invento que juegas con una bata de cola hasta que te la quitas. invento que recuerdo o recuerdo que invento que la bata, al salir del cuerpo, me parecía eso que nos atrapa (el pasado, la familia, un amor infeliz y persistente o lo que cada uno quiera poner en su lugar, pero algo relacionado con peso, con quitar libertad con no dejarte volar). y que la pesadez se vuelve levedad y juego, el drama se trastoca en risas: nada es tan importante. (duchamp: comprendí que no había que cargar la vida con demasiado peso, afoprtunadamente lo comprendí bastante pronto.)


invento que no recuerdo mucho más. al final, quedas quieta un tiempo y la voz odiosa de tómbola dice unas palabras que invento que he olvidado, pero en las que anuncia el final de tu actuación. tú sigues quieta. yo invento que tú no querías que dijera eso, que preferías que el silencio y la quieutd se fueran haciendo incómodos para los que te miran-miramos. y te empeñas en quedarte ahí. y decido quedarme contigo. vivir esa nada, esa quietud casi mística, en la que la atención de los que te miran va desapareciendo. una cosa rara la atención. ¿por qué atendemos? ¿por qué dejamos de atender?

y me quedo ahí contigo. tu obstinación y la mía, como dos golondrinas disecadas.

luego juan carlos te avisó de que todo el mundo se había ido (menos yo, menos yo). te fuiste a cambiarte de ropa y yo me pedí otra ceveza. los pensamientos tras ese rato fluían como sombras huidizas.

los días van y viene desde entonces.

desde ayer.

invento

olvido.

recuerdo.

palomas disecadas

golondrinas disecadas

vals

viena





miércoles, agosto 24, 2011

coplilla


y sin prisa, corazón
que, después de tantos años,
¿qué te importa un mes o dos?


imagen: PEDRO G. ROMERO. Sin título (Counter), 1993.
Serie Monte de Piedad. 30 x 40 cm. c/u. 20 fotografías y alkil sobre madera
hombres que escriben versos tras beber vinos y luego los pierden (los vinos)

domingo, agosto 14, 2011

fragmento de lamparito (inédita)




once



     Juan sigue gritando (o cantando la canción de A).
JUAN. ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Aaaaaaaaaaaaaaa.Aaaaaa. Aaaa. Aa. A camina desorientado y a prisa. ¿Por qué? Se detiene. ¿Por qué? Enciende un cigarro. Es su última noche, es su primera noche, es su única noche. Mira un contenedor lleno de papeles y cartones. ¿Por qué? Se acerca al contenedor, enciende una cerilla y la tira dentro. No prende. ¿Por qué? Coge este papel y lo hace arder. ¿Por qué? Lo echa al contenedor. (Quema el papel con un mechero.) Se sienta en un coche y contempla las llamas. Ahora pequeñas, ahora grandes, ahora, por fin, una hermosa columna blanca y negra. ¿Por qué? En su móvil, el mensaje que nunca mandará: Hola, tía. Soy A, del instituto. Tú no me conoces, pero yo a ti sí. Soy un asesino, pero te quiero. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?