domingo, agosto 23, 2015

LA FELICIDAD DEL PROBADOR/LA FECLICIDAD DEL CUADERNO



a veces pienso en el texto que se publica como en la ropa que terminas por comprarte: uno (o una) pasea por la tienda acumulando ropa, se mete en el probador y se va mirando con esas ropas al espejo y va disfrazando su "yo", desechando los disfraces que menos le satisfacen por el capricho, la moda y la coquetería. uno (una) acaba comprando alguna/s de esas ropas y nunca nadie (excepto quien te acompaña) verá esas otras versiones-disfraces-yoes. del mismo modo, un texto es una de las tentativas que se hace, las otras quedan en intimidad del cuaderno. hace unos meses, escribí un texto para el el topo tabernario, lo podéis leer aquí. hoy repasando un cuaderno (probador) encontré una tentativa desechada como ropa que abandoné en el probador. dice:
"cada hombre, cada mujer tiene su manera de traicionar. 
¿cuál es la mía? 
¿cuál es la tuya? 
¿cuál es la nuestra? 
esta fidelidades e infidelidades de andar por casa, del tiempo y las aceras dormidas. 
este sueño de que las cosas cambien algún día en algún lugar, a ser posible en todos los lugares. 
¿no hay más que traidores y fanáticos?
la revolución es como un amante caprichoso y absorbente que siempre sospecha de su amor y siempre lleva razón: nadie sostiene la lealtad y la integridad todo el tiempo.
quizá la lealtad es otra máscara de la traición, 
este verso que acabo de escribir como un poema de borges,
como una peluca olvidad en el camerino,
como estas letras que me alejan en vez de acercarme al asunto...
hubo el relámpago de la idea: exacta, feliz, adecuada; 
y hay este vagabundeo perezoso que confía en acabar topándose con el asunto en la tercera vuelta.
paro. 
pienso.
qué coño quiero yo, YO, ¿yo?, decirles a estas personas concienciadas que leen el topo y compran verdura ecológica y van al homeópata y a manifestaciones. 
qué quiero que lea X para que se enamore de mí.
cómo traicionaré la revolución en tus brazos, 
cómo seré el esquirol que..."
y así se interrumpe, como una blusa que se deja caer y queda arrugada en el suelo del probador.

yo lo he releído mientras oía esto, o sea, a niño de elche (niño de leche me corrige el corrector).