“… el
cante como lo intocable, por tanto, lo indecible. El cante es como el cuerpo
para Foucault, algo que es y no es lo que llamamos cante. Si Foucault analiza
los discursos que el poder genera y que hace que sólo pueda entenderse el
cuerpo desde sus límites; el cante está sepultado por una mitología cuyo súmmum
es la razón incorpórea,
pero que arranca en Demófilo y las truculentas vidas de cantaores de Núñez del
Prado, que toman forma en Lorca y su Juego y teoría de duende,… Si la mitología
le ha robado el cuerpo al cante, lo ha sacrificado en aras de una mitologíaa
rosseauniana trasunto del paraíso perdido crisitiano, ¿es posible fisicar esos
motivos para devolverles el cuerpo?, ¿hay alguna posibilidad, por remota que
sea, de que esa fisicidad a que se expone lo mítico no roce al
costumbrismo?...”
Fragmento de las conclusiones sobre el proceso investigación en curso junto a Juan Carlos Lérida y Niño de Elche (Los cuerpos del flamenco. Acercamiento al cante.)