lunes, marzo 30, 2009

hospitalito de cai
a mano derecha
allí tenía la mare de mi alma
la camita hecha

martes, marzo 17, 2009

ultima vez (2)

pensó en su madre, despierta hasta que él la llamara diciendo que estaba bien. pensó en la madre de ella que murió hace años, cuando ella era adolescente. eso explicaba la mitad de su carácter, según ella misma: meses sin querer hablar, sesiones de espiritismo, su padre que no estuvo a su lado entonces ni nunca, su miedo, su miedo, su miedo, su pánico al abandono, sus silencios y sus insultos en voz baja. - ¿damos un paseo? - dijo él. - no, no vamos a dar ningún paseo. - voy a darlo yo. corto, muy corto. espérame. - pero... - el reproche se ahogó en la garganta de ella. se levantó y le dio la espalda. avanzó con la boca seca hacia el río. se vio llorando abrazado a su madre como un niño pequeño devorado por los monstruos, se vio tirándose al río como su abuelo, se vio volando sobre la ciudad como un superhéroe desdichado, se vio descalzo en la puerta de su colegio, se vio follando con ella lleno de odio y miedo. se detuvo. sólo se había alejado unos pasos. antes de volverse hacia ella, trató de recordar aquellas frases de capote: llueve y escribe y soledad y te quiero y te echo de menos y no quiero morir, no quiero mirar, sólo quiero seguir viajando por los prados del cielo. seguro que se había inventado la mitad. daba igual. todo daba igual. quedaban dolor e insomnio, quedaba arrepentirse cada día en los próximos meses, quedaba un puñal en las rodillas cada vez que oyera o recordara el nombre de ella. dio la vuelta y ella ya no estaba. la vio perderse escaleras arriba. ella terminó de subir las escaleras decidida a no mirar atrás. es un hijo de puta, un hijo de puta, un niñato, un niñato. eso es lo que es. y yo no pienso perder el tiempo con niñatos. ya no, ya no. se montó en el coche y dejó el bolso en el asiento de al lado, ése en el que fue sentado tantas veces estos años. ¿qué coño es el amor? ¿qué coño es? se vio recogiendo a su primer novio de madrugada cuando salía de trabajar en el bingo, se vio refugiándose en casa de una amiga cuando su segundo novio destrozó toda la casa en la que vivían, se vio subida a un árbol toda la noche como le mandó el chamán que fue a consultar antes de que la dejara su tercer novio, se vio pegándose en una habitación de hotel con su cuarto novio que, en realidad, fue su primera novia. luego, vio el cuerpo de él, su quinto novio, encima del de ella y sus manos apretándole las tetas y su boca y su espalda. el deseo dolía. pero lo iba a borrar, lo iba a borrar. tengo que asesinar este deseo, tengo que asesinarlo, asesinarlo, asesinarlo, asesinarlo.
imagen: ultima vez (Wim Vandekeybus )

jueves, marzo 12, 2009

he estado un tiempito sin escribir por mor de mis andanzas flamencas. como uno tiene su ego y le ponen bien en una crítica, pues aquí que la copio. fue publicada en flamencoworld y firmada por silvia calado.
‘Dos voces para un baile’.
Javier Barón: baile, coreografía, dirección artística. José Valencia, Miguel Ortega: cante. Javier Patino, Ricardo Rivera: guitarras. El Choro, Juan Diego: baile, palmas. David Montero: dirección de escena. Faustino Núñez: dirección musical. 13º Festival de Jerez. Teatro Villamarta. Jerez (Cádiz, España), 4 de marzo de 2009. 21 horas
“La torre de Santiago está repicando a gloria”. Y pudo ser verdad que ocurriera mientras Javier Barón alcanzaba ya el éxtasis al filo de la bulería. El bailaor sevillano, pleno de motivación tras ser distinguido con el Premio Nacional de Danza 2008, gozó e hizo gozar del baile flamenco sin ningún tipo de artificio. Y es que este ‘Dos voces para un baile’ habría de ser el paradigma de espectáculo no argumental para solista. Tanto por la forma, como por el fondo, dos parámetros que raramente está en perfecto equilibrio. La forma, que viene firmada por David Montero, consigue hilar pieza tras pieza sin que medie fisura alguna, por medio de la luz y de un acertado diseño de entradas, salidas y uso de los distintos planos de la escena. El fondo es la justa concatenación entre el diseño musical, la interpretación del mismo por parte de los dos cantaores y los dos guitarristas… y el BAILE. Así envuelto e inspirado, el alcalareño hace brotar su danza mayúscula con una apariencia de naturalidad tras la que se oculta personalidad, historia, inquietud, reto, complejidad, sencillez, dificultad, disciplina, sueños, entrega… Y todo lo que pueda entrañar una trayectoria artística como la suya, trabajada a golpe de humildad y perseverancia.

lunes, marzo 02, 2009

Vamos a ver si nos entendemos. Esto es como los mecheros. Los mecheros son muy útiles, por eso, todo el mundo intenta tener por lo menos un mechero. Pero, claro, uno no tiene una cantidad estable de mecheros. Es más, el número de mecheros que uno posee es una de las variables más irregulares que existen. Es imprevisible, casi tanto como un átomo radioactivo. Pues eso. Es como si uno llegara alegre o triste a casa por la noche dependiendo del número de mecheros que traiga de vuelta. Número que fluctúa entre cero y cincuenta, para no ser exagerados. Muy alegre igual a cincuenta mecheros, muy triste igual a cero mecheros. No. Eso no tiene sentido. ¿Por qué? Porque no depende de uno. Los mecheros tienen voluntad propia, igual que los átomos radioactivos. Deciden irse con uno o meterse en el bolsillo de otro por capricho. Ya lo decían los romanos: Quid pro quo. Traduzco. Quid: no hay, pro: ladrones, quo: de mecheros. No hay ladrones de mecheros. Por eso, no hay que agobiarse, igual que van, vuelven a nosotros, ¿verdad? Pues no, no tengo. ¿Alguien me da fuego?