domingo, octubre 31, 2010

me tropecé con un mueble, pero era en oscuro y nadie lo vio. di un resbalón con una "cuenta" del collar que se rompió en mitad de la función. por lo demás, me lo pasé bien.

sábado, octubre 30, 2010

hace unos cuantos post (o como se diga) hablaba de la fragilidad del intérprete en el escenario a propósito de la pieza de paloma días "una palabra".
fue agradable (y sincero) hacer literatura sobre el asunto : "es en ese instante, justo cuando el espectáculo va a comenzar, cuando me emociona la vulnerabilidad del hecho teatral, la extrema exposición del que se coloca en el centro de todas las miradas y ofrece su ser de ese instante (cuerpo y corazón) a los allí presentes. esa fragilidad, esa exposición se hace evidente..."
esta tarde-noche con lluvia ("estreno llovío, estreno aplaudío") soy yo quien se pondrá delante de un manojo de personas (creo que en la sala caben unas 100 y, al menos, hoy creo que estaremos llenos) a decir unas palabras que no eran mías pero que he tenido que ir haciendo mías en los ensayos.
esta noche he dormido mal (con sueños recurrentes de que llegaba al teatro y no había teatro o se me olvidaba la ropa o...), he olvidado recoger una chaqueta del tinte así que tendré que usar un vestuario improvisado, he comido sin hambre,... tengo miedo. sí, un miedo pequeño, pero miedo. me siento frágil e insignificante.
y juro que hasta ayer por la tarde-noche estaba de lo más relajado.
pienso en lo raro que es que te miren mientras trabajas
pienso en un manojo de frases de actores: "ve a tu marca y di la verdad", "ponte derecho y habla fuerte", "con la letra aprendía no hay cómico malo", "decir bien el texto y no tropezarse con los muebles". el corazón late ligero.
el otro día vi en la tele un trozo de "días de vino y rosas". el impagable jack lemmon en busca de la botella escondida en alguna maceta. vemos al personaje pensar, de lo más difícil en interpretación. me reconfortó un día que el ensayo no fue nada bueno. intento que hoy haga lo mismo, pero el corazón late igual.
ahora voy a afeitarme y me voy pal teatro.

martes, octubre 19, 2010

... salí a pasear con haas, a quien encontré; me excitaron las mujeres; después, en casa, me puse a leer la metamorfosis; me parece mala.
kafka. 20 de octubre de 1913

martes, octubre 12, 2010

La cara B del flamenco (TO BE CONTINUED... O NO)

Pequeño ensayo diletante alrededor de los asuntos en los que el autor piensa mientras inventa el espectáculo.

Time present and time past

Are both perhaps present in time future

And time future contained in time past.

T. S. Elliot

I

(El flamenco de habitación

Hay otro flamenco que no ocurre en los escenarios. Ocurre en las habitaciones de las casas donde aficionados anónimos escuchan en soledad y con veneración casi religiosa las grabaciones del pasado. En ellas, no es raro que el aficionado salude cierto tercio con un ole o que haga compás (no siempre correcto pero siempre apasionado) como un palmero más.

¿Qué se busca en esas grabaciones?

Sin duda, el puro placer estético del cante y el toque en manos de aquellos de los grandes a los que la cronología y las circunstancias salvaron del silencio.

¿cómo cantaría aquel Silverio?

dicen que se erizaban los cabellos, y se abría el azogue de los espejos.

Pero también una cierta arqueología del sentimiento, la nostalgia de un paraíso perdido a cuya incierta sombra aferrarse como clavo ardiendo.

En esta era de la post-reproducción técnica en el arte (y en todo lo demás), con la consiguiente pérdida de aura constatada por Benjamin, seduce este fenómeno de reapropiación de un aura otra que tienen las grabaciones flamencas. Y no es que el fenómeno no sea explicable: un arte de transmisión oral que, amén de otras muchas cosas, es fundamentalmente una música, necesita esas grabaciones para la praxis, pero también, casi más que para lo anterior, para la mitología particular que ha ido desarrollando en su siglo y medio largo de vida. Pero no es lo explicable lo que da la medida de lo interesante.

II

(La estampa y la vida.)

El flamenco surge a mitad del siglo XIX en un momento en que “España y sobre todo Andalucía supo presentarse y representarse a los ojos de los románticos de todo el mundo con los rasgos que efectivamente ellos esperaban ver al pisar sus tierras”[1]. De este modo, lo orgánico y lo artificioso se confundieron hasta hacerse uno, es decir, la realidad copia a la estampa y, en el mismo momento, llena esa estampa de un contenido cierto, y muchas veces inconsciente, que la supera y la fulmina. Este mecanismo, con sutiles diferencias, se mantiene hasta el presente.

La estampa solicitada se caracteriza por la espontaneidad, la gracia o su reverso trágico, la exhibición de sentimientos íntimos y extremos, primitivismo,…

He aquí la paradoja: cómo preparar lo espontáneo, cómo hacer fotogénica la tragedia.

Luis Clemente contesta, parafraseando a Pessoa:

El cantaor es un fingidor:

Finge tan completamente

Que hasta finge que es dolor

El dolor que en realidad siente[2].

En esta tensión entre lo verdadero fingido y lo fingido verdadero, entre la estampa y la vida, se ha movido siempre el flamenco y, hasta hoy, ha salido airoso de los evidentes peligros que ello encierra.

[1] Steingress, Gehard: Sobre flamenco y flamencología.

[2] Clemente, Luis. Flamenco de evolución. Donde dice cantaor, póngase bailaor o guitarrista. Y, por supuesto, sus correspondientes femeninos quien sienta necesario ponerlos.