martes, junio 27, 2006

coplas flamencas 3

dices que duermes sola mientes como hay Dios porque de noche con el pensamiento dormimos los dos acuérdate cuando entonces bajabas descalcita a abrirme y ahora no me conoces

domingo, junio 25, 2006

Duchampianas

"No existe solución porque no hay ningún problema"

"Por otra parte, son siempre los otros los que mueren"

"En un momento dado, comprendí que no había que cargar a la vda con un excesivo peso; afortunadamente lo descubrí bastante pronto"

viernes, junio 23, 2006

coplas flamencas 2

por lo que tú quieras pase, yo he repasaíto mis libros cuentas me tiene dejarte qué quieres de mí si hasta el agüita que bebo te la tengo que pedir gustito has tenío que has estado mandando en mí tol tiempo que tú has querido

martes, junio 20, 2006

beathania

hay días rotos hay días que se rompen hay días que te rompen hay días que duelen y días que van doliendo para siempre

domingo, junio 18, 2006

beathania

todo es publicidad, hasta este supuesto reducto de individualidad que son los blogs, terminan siendo un mecanismo en el que uno deambula y se queda en lo que más le llama la atención la frase ingeniosa la promesa de alegría la sospecha de una personalidad cautivadora ¿no?

EN LA CARA B

En la cara b de cierto disco grabado en 1927, transcurre un minuto y siete segundos sin que se escuche la voz del cantaor. La guitarra se cansa de desplegar falsetas y una voz jalea y se impacienta. La grabación pertenece a la obra escasa y admirada de Tomás Pavón, ese cantaor tan frágil o soberbio que se empeñó en cantar sólo cuando quiso, aunque no siempre lo consiguiera. Yo le imagino en aquel estudio de Discos Regal. La guitarra principia y Tomás presiente una sombra que acecha la habitación. Quien quiera puede llamar a esa sombra silencio o vanidad o miedo: vanidad de no dejar oír su voz al futuro de quienes no la merecemos, tentación de silencio, certeza de que se tiene que morir. Pero esa sombra es otra cosa. Tomás en ese minuto y pocos segundos siente algo que ya había sentido antes y que volvió a sentir a lo largo de su vida, pero es la única vez que ese sentimiento es apresado. Finalmente canta el fandango convenido. No ignoro que hay otras grabaciones en las que su genio musical se muestra con mayor intensidad. Pero, en todos ellas, hablamos de lo dicho, de lo presente, y ese fragmento fotografía lo callado, lo ausente, el fantasma. Por las fechas en que Tomás contemplaba el fantasma en aquel estudio de Barcelona, un poeta que ni nombra ni conoce al fantasma escribía, sin embargo: “Sucede que me canso de ser hombre” Tomás también se cansaba de ser hombre y pasó muchas horas en iglesias en las que no creo que buscara a Dios sino la intimidad del fantasma. Yo, por mi parte, intento no buscar pero siempre encuentro al fantasma.

jueves, junio 15, 2006

Cuando en la tarde desaparezco en los espejos

Cuando en la tarde aparezco en los espejos Cuando yo y la tarde queríamos unirnos Tristemente nos despedimos Tristemente nos hablamos en el espejo que disuelve las imágenes Quién soy entonces Quizás por un momento De verdad soy yo que me encuentro Quién soy yo sino nadie Alguien que quisiera pasarse los días y los días Como un solo domingo Mirando los últimos reflejos del sol en los vidrios Mirando a un anciano que da de comer a las palomas Y a los evangélicos que predican el fin del mundo Cuando en la tarde no soy nadie Entonces las cosas me reconocen Soy de nuevo pequeño Soy quien debiera ser Y la niebla borra la cara de los relojes en los campanarios. Jorge Teillier

viernes, junio 09, 2006

letras flamencas I

inicio aquí una serie, que puede terminar su primera entrega como casi todas las colecciones por fascículos como di0s manda. Se trata de una selección de coplas flamencas cuya literatura, breve y casi siempre desgarrada, me apasiona. (por cierto, moderen el número de bvistas y comentarios, que no doy a bastos) empecemos por los clásicos: fui piedra y perdí mi centro y me arrojaron al mar, y al cabo de tanto tiempo mi centro vine a encontrar yo ya no soy quien era ni quien solía ser, soy un cuadrito de tristeza pegaíto a la pared cuando me meto en mi cuarto me acuerdo de tu persona, yo hablo con las paredes y quiero que me respondan dando en el reloj la una de aquella campana triste, hasta las dos estoy pensando el querer que me fingiste; me dieron las tres llorando continuará (o no)