lunes, julio 19, 2010

amebismos de antes

Anota la ameba en su diario:

“Todo

exilio

sentimental

es

una

farsa.

Sigo

sufriendo

de

amor

aunque

ya

no

crea

en

él”.

jueves, julio 15, 2010

programa bailes alegres para personas tristes

BAILES ALEGRES PARA PERSONAS TRISTES Tres paseos entre la alegría y la tristeza que, por acumulación y accidente, se hacen crónica del encuentro entre un yo y su otro o, por mejor decir, entre dos imágenes o fantasmas de uno mismo. Prólogo: “Etico de pena” (Alegrías con silencio) Entre Cádiz y Galicia Paseo 1: “Beatus ille” De Comares (Málaga) a Puerta Tierra (Cádiz) pasando por Alosno. Interludio: “En mí no reina alegría” Entre Huesca y Cantabria Paseo 2: “El corazón de pena” De Los Puertos a La Habana pasando por el barrio de Santiago Paseo tercero: “El gran espejo” Tangos, tientos, cartagenera y muñeira De Triana a Huesca pasando Cartagena. Epílogo: “El agua no la aminoro” (Alegrías sin silencio) Entre Salamanca y La Viña Baile: Belén Maya y Olga Pericet Cante: José Valencia, Miguel Ortega y Jesús Corbacho Guitarras: Javier Patino y Antonia Jiménez Diseño iluminación: Ada Bonadei Edición musical y ambiente sonoro: David J. Fonseca Coreografía: Belén Maya y Olga Pericet
Diseño vestuario: Yaiza Pinillos Dirección musical y dramaturgia: David Montero Dirección: Juan Carlos Lérida En Bailes alegres para personas tristes Belén Maya se mantiene fiel a sí misma (es decir, a la búsqueda y a la colaboración) y propone un espectáculo a medias con una de las bailaoras más personales de su generación: Olga Pericet. Partiendo de la dualidad alegría-tristeza, se vuelve la mirada al propio concepto de “encuentro con el otro” entendido como desafío a la propia identidad, como ensayo de nuestros límites. A partir del contraste y las coincidencias entre Maya y Pericet, se indaga en todas las vertientes de la relación con el otro: la catástrofe y el milagro que es toda interacción humana: el otro como amenaza, como necesidad, como espejo en el que mirarse, como cristalización de lo que negamos de nosotros mismos, como oportunidad de crecer. El espejo en que te miras Te dirá cómo tú eres, Pero nunca te dirá Los pensamientos que tienes Dos bailaoras frente a frente como ante un espejo que te devuelve tu imagen (el fantasma de tu identidad), pero también un espejo vacío o roto en mil pedazos. David Montero

BRATISLAVA -BOLLULLOS DE LA MITACIÓN

bratislava (octubre 2009) Termino de leer Niños del domingo de Bergman. Habitación del hotel devín con magnífica vista al Danubio antes de dar un paseo por la ciudad. Niños del domingo es un retrato de un día y medio de la vida de Bergman niño. Parece que trata de su infancia, de toda su familia, pero como casi siempre, como mi insomnios, como muerte de un viajante, como su Fanny y Alexander, trata de la relación padre-hijo. El relato intercala tres momentos del futuro (no puedo evitar convocar la palabreja sajona: flash forward), el último de ellos, dos páginas ante del final del libro, relata la que presumiblemente fue la última o la penúltima vez que Ingmar vio a su padre con vida y consciente (año 1970). Entonces, el padre lo bendijo, sí lo bendijo, y él huyó del cuarto incómodo: “esto (la bendición) lo sufro rápida e inesperadamente y no puedo defenderme. Papá ha cerrado los ojos, parece extenuado por el esfuerzo, cae de nuevo en su letargo. Me libero de su mano y voy al comedor”.) Luego, a preguntas de la mujer que cuida a su padre (¿su amante sin sexo?) , Ingmar responde: - … le miro y pienso que debería olvidar, pero no olvido. Debería perdonar, pero no perdono nada. Podría sentir, al menos, algo de cariño, pero no soy capaz de sentir ningún cariño. Es un extraño. No voy a echarle nunca de menos. A mi madre sí la echo de menos. La echo de menos cada día. A mi padre lo he olvidado ya, no me refiero al hombre que está ahí dentro muriéndose, a ése ni siquiera le conozco, sino al hombre que ha jugado un papel en mi vida, está olvidado y lejos. Bueno, eso no es verdad. Quisiera poder olvidarle.” Este fragmento concluye con un “epílogo” en 1990, es decir, veinte años después de la muerte de su padre y dieciocho antes de su propia muerte: “Le tiendo la mano y le pido perdón, ahora, hoy, en este instante.” Luego, en la media página restante del libro, vuelve a la escena del presente del relato que había abandonado. Hay tormenta y su padre y él se han refugiado en un corral. Cuando la lluvia amaina, ambos vuelven a montarse en la bici, pero caen en mitad del camino. “Cuando Pu (trasunto del propio Ingmar Bergman) se levanta apresurado, papá está inmóvil con una pierna debajo de la bici y la cabeza doblada hacia delante. Pu cree que está muerto.” Varias veces, durante el relato, el propio Pu ha afirmado desear la muerte de su padre. Aquí, por un instante, cumple su deseo. Luego, el padre se levante, se ríe con esa amabilidad que tan pronto suele tornarse en ira descontrolada y violencia, y ambos, padre e hijo, empujan juntos la bici con la rueda pinchada a la estación. bollullos (julio 2010). mi padre me llama a punto de coger un avión a barcelona. hablamos un par de minutos. hago de comer. pienso en él, en nosotros. supongo que es mentira, pero siento que me ha dicho más veces "te quiero" en el último año que en los 36 anteriores... a veces me cansa, a veces me da coraje, pero también le he dicho te quiero un buen puñado de veces en el útimo año (y lo sentía).me alegro de no haber tenido que esperar a estar a punto de morirme para decubrirlo. me acuerdo de un fandango: "no hay un hombre como dios ni mujer como maría, ni amor como el de una mare ni luz como la del día, y sombra la de un buen padre"

martes, julio 13, 2010

dictado

a- vengo de lejos. b- no exageres. a- vengo de muy lejos, donde las nubes dejan de ser nubes, donde el tiempo ya no es tiempo, donde los ojos se cierran y ya no se abren más. b- estar cerca es un modo de estar lejos. a- sí. b- estar cerca es una aventura de los sentidos, estar cerca es una clave de fa, una niebla que nos corrompe, un castillo de arena. pero tú no tienes ni puta idea de lo que es estar cerca. a- lejos, lejos, lejos, lejos. b- tus ojos. algún día despertaré de este sueño y tú ya no estarás aquí. a- pero estará mi fantasma. el fantasma siempre se queda. b- no siempre, no siempre. estoy quemado muchas sábanas. he sido una asesina, una puta y un hombre. a- no quiero saberlo. b- sí quieres. a- no sé. no puedo. no existo. no quiero tus besos como espinas en las rodillas, no quiero nada. b- pero sigues aquí. a- no, ya no. vengo de lejos, muy lejos. b- nunca te he amado. a- nunca te dejaré de amar. b- acaba de terminar su turno de 12 horas un niño en indonesia, acaba de morir un bebé, acaban de violar a otro, acaba de nacer un niño y no es nuestro. a- no, no lo es. b- por eso. a- ¿por eso? b- por todo eso. silencio a- no quiero llorar. b- llora, cabrón.