viernes, noviembre 21, 2008

La ameba juraría que no es un ser humano. Aunque todos los que dicen conocerla, aseguran que es un ser humano. Quizá la ameba se disfrazaba o se disfraza de ser humano y hacía o hace las cosas que hacen o hacían los seres humanos: comer, fumar, enamorarse en invierno, etc.

martes, noviembre 18, 2008

¿Quién es la ameba? Tengo conjeturas que se esfuman sin llegar a convertirse en palabras, sueños que olvido antes de despertar, tengo canciones sin letra y sin música. Tengo papeles que demuestran que anotó sin descanso palabras o cosas que eran, que están siendo, el testimonio de que existió, de que existe y existirá más allá de nuestra muerte. No sé mucho más. Me compré este cuaderno para escribir sobre ella, para copiar las palabras que me han traído hasta aquí. Nadie debe leerlo porque este inventario se escribe con la esperanza de que sólo la ameba, si es que vive, si es que existió, lo lea.

domingo, noviembre 16, 2008

La ameba podría ser una sombra mojada que gotea sobre mi cráneo. Podría ser un espantapájaros salido con vida de mis sueños. La ameba es todo lo que yo no soy, todo lo que soy, todo lo que se quiebra antes de llegar a ser. Yo soy yo. La ameba es la ameba. Un cuaderno es un cuaderno. Una caja de zapatos es una caja de zapatos.

viernes, noviembre 14, 2008

El gato tiene 7 vidas... 3 bombas disparo láser. Se ha pasado el primer monstruo -Déjame una pantalla - gritaba el niño sin botas. (Poema escuchado por la ameba en la calle Ruiseñor o adyacentes)
imagen: el canto del ruiseñor a medianoche y la lluvia matinal. Joan miró.

miércoles, noviembre 12, 2008

¿Quién soy yo? No importa. Pero no fui yo quien la inventó, no soy yo quien ha escrito esas palabras. Casi siempre me limité a copiar. ¿Y la ameba? ¿Cómo es? ¿Dónde está justamente ahora, cuando abro este cuaderno y escribo su nombre en esta página? ¿Y Gema? ¿Dónde se ha ido? ¿Es feliz? ¿Me ha borrado de su recuerdo o me aparezco en sus sueños como un fantasma obstinado como a mí me ocurre con ella?

sábado, noviembre 08, 2008

diciembre o réquiem

La ameba trata de recordar qué era antes de ser ameba. Quizá era nada o no era. Sin embargo, siempre ha sentido que ser ameba fue una decisión. Piensa que, quizá, al decidir ser ameba decidió también olvidar todo lo de antes. Cualquiera sabe: “todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento al de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas”. La ameba está casi muda, casi sorda y no tiene ninguna palabra que decir. La ameba quiso vivir para escribir un libro entero sobre sí misma, una novela autobiográfica, una obra de personita mayor, pero es tan inconstante o tan sincera tan zorra tan perezosa o sufre tanto que sólo quedan apuntes deshilachados, testimonios confusos, versos, heridas, chistes.

domingo, noviembre 02, 2008

25 de mayo o truman capote

- ¿Cómo conociste a la ameba? - No la conocí. - ¿Cómo? - No lo sé. Si la hubiera conocido, habría sido porque me la habría encontrado alguna vez en el supermercado y me habría fijado en ella. - ¿Por qué? - No lo sé. - ¿Por qué? - Si lo hubiera hecho habría sido porque se hubiera parado en mitad de los pasillos tratando de recordar qué tenía que comprar o decidiéndolo en ese momento. Y porque en esas tontas encrucijadas, juntos a los berberechos o la lejía, habría sostenido amplios diálogos consigo misma sobre lo conveniente de comprar guisantes o naranjas. - ¿Y luego? - Nada. - ¿Y más tarde que luego? - Supongo que algún día nos habríamos saludado o yo le hubiera pedido un cigarro y nos habríamos tomado un café o una cerveza o le habría ayudado a decidir que naranjas y no berberechos; y alguna vez ella me habría acompañado a casa o nos habríamos llamado por teléfono y ella me habría enseñado sus libros, los que no había escrito y nos habríamos reído de ellos. - ¿De los libros? - De ellos. - ¿Ellos? - Sí, ellos. - ¿Quiénes? - ¿Quiénes qué? - ¿Qué? - Sí. - ¿Quiénes son ellos? - ¿Quiénes? - Eso. - Yo qué sé. - ¿Y? - Etcétera. - ¿Y después? - Un día decidió que ya estaba bien. - ¿Y? - Y se fue, claro. - ¿Dónde? - ¿A Sánlucar de Barrameda? No sé. - ¿Pero antes? - Antes lo que le he contado. - ¿Qué? - Risas, cigarros, libros, miradas, naranjas. Ya sabe.